Pedro Castillo encabezará lista al Senado por Juntos por el Perú rumbo a las Elecciones Generales 2026
El escenario político peruano vuelve a sacudirse. El expresidente Pedro Castillo Terrones ha sido confirmado oficialmente como candidato al Senado de la República por el partido Juntos por el Perú (JPP), agrupación liderada por el congresista Roberto Sánchez Palomino. La noticia fue difundida a través de las redes oficiales de la organización política, donde se precisó que el exmandatario ocupará el primer lugar de la lista, consolidando así su retorno formal a la arena electoral.
El anuncio llega en un contexto de alta tensión política y judicial, pues Castillo continúa afrontando un proceso penal por su intento de disolver el Congreso en diciembre de 2022, hecho que marcó el abrupto final de su gobierno y dio inicio a uno de los capítulos más convulsos de la historia reciente del Perú.
Un regreso que busca reivindicación política
De acuerdo con las declaraciones brindadas por Roberto Sánchez al diario La República, la postulación del exjefe de Estado no solo representa una apuesta electoral, sino también un mensaje político: “La candidatura de Pedro Castillo encarna el respaldo de un pueblo que aún clama por justicia, dignidad y libertad, luego de una persecución política que todos conocemos”.
El parlamentario sostuvo que la agrupación confía en alcanzar una votación significativa que permita a Castillo ocupar un lugar protagónico en la nueva Cámara de Senadores, institución que retornará tras más de tres décadas de haber sido eliminada durante el régimen de Alberto Fujimori.
“Estamos convencidos de que el presidente Castillo obtendrá una votación histórica y presidirá el Senado como símbolo del retorno de la voz popular a los espacios de poder”, agregó Sánchez.
Contexto judicial: un reto pendiente
Mientras se anuncia su candidatura, Pedro Castillo continúa recluido y procesado judicialmente. El Ministerio Público le imputa el presunto delito de rebelión —o alternativamente, conspiración—, por los hechos del 7 de diciembre de 2022, cuando anunció la disolución del Congreso y la instauración de un “gobierno de emergencia”.
La Fiscalía ha solicitado una condena de hasta 34 años de prisión, o 19 años si el delito es reclasificado. En paralelo, el Congreso de la República evalúa una posible inhabilitación política por diez años, lo cual podría impedirle ejercer cargos públicos si se aprueba antes del inicio formal del proceso electoral.
A pesar de ello, el entorno de Castillo y los dirigentes de Juntos por el Perú aseguran que su postulación es plenamente legítima mientras no exista una sentencia firme. De hecho, el exmandatario mantiene comunicación con sus seguidores y se ha manifestado en diversas ocasiones proclamando su inocencia y calificando su situación como una “persecución política orquestada”.
El papel de Juntos por el Perú en el nuevo escenario electoral
La organización Juntos por el Perú, que ya había tenido presencia en anteriores contiendas electorales, busca reposicionarse como una fuerza de izquierda renovada. La fórmula presidencial será encabezada por Roberto Sánchez, acompañado por Analí Márquez y Brígida Curo en las vicepresidencias, respectivamente.
Con la candidatura de Castillo al Senado, el partido intenta articular un discurso de identidad popular, justicia social y defensa de los sectores más vulnerables. Su objetivo será captar el voto de los electores que aún sienten afinidad con el exgobernante y que, en las regiones del sur, centro y oriente del país, mantienen viva la narrativa de respaldo al “profesor del pueblo”.
Un proceso electoral con nuevas reglas y viejos desafíos
Las Elecciones Generales 2026, convocadas para el domingo 12 de abril de 2026, marcarán el retorno del sistema bicameral al Congreso peruano, conformado nuevamente por una Cámara de Diputados y una de Senadores. Este cambio abre un nuevo escenario para los partidos políticos, que deberán definir listas separadas para cada cámara, priorizando figuras que representen peso político o simbólico.
En ese marco, Juntos por el Perú ha decidido colocar a Castillo en el número uno de su lista senatorial, otorgándole la máxima visibilidad. Este movimiento no solo refuerza la identidad del partido, sino que también busca capitalizar la vigencia mediática del exmandatario, quien conserva un importante núcleo de respaldo en comunidades rurales y sectores marginados.
Entre la polarización y el simbolismo político
El regreso de Pedro Castillo al escenario electoral genera reacciones encontradas. Para sus seguidores, su postulación simboliza una oportunidad para reivindicar lo que consideran una injusticia; para sus detractores, se trata de un intento de manipular políticamente su situación judicial.
Expertos consultados por distintos medios coinciden en que la figura del expresidente sigue teniendo un impacto simbólico considerable, especialmente en las regiones donde su discurso de origen popular y lucha contra las élites políticas aún resuena con fuerza. Sin embargo, advierten que el contexto judicial podría convertirse en un obstáculo insalvable si la sentencia en su contra se emite antes de la inscripción oficial de candidaturas.
Un retorno con más preguntas que certezas
Pese a las limitaciones legales y las controversias en torno a su figura, Pedro Castillo ha decidido volver al ruedo político con la bandera de Juntos por el Perú. Su candidatura plantea interrogantes clave: ¿podrá participar efectivamente en las elecciones si continúa bajo prisión preventiva? ¿Cómo influirá su postulación en el voto de la izquierda? ¿Qué impacto tendrá en la estrategia de otros partidos progresistas que buscan consolidarse sin polarizar al electorado?
Lo cierto es que, con esta decisión, el exmandatario vuelve a colocarse en el centro del debate nacional, abriendo un nuevo capítulo en la historia política del país. Su participación, si se concreta, podría redefinir el mapa electoral de cara al 2026 y reavivar una narrativa que mezcla populismo, resistencia y reivindicación social.
Conclusión
La confirmación de la candidatura de Pedro Castillo al Senado por Juntos por el Perú no solo marca su retorno político, sino que también reconfigura el tablero electoral en vísperas de los comicios generales. Su postulación, entre la esperanza de unos y el escepticismo de otros, se convierte en uno de los temas más observados del panorama nacional.
Con un proceso judicial en marcha, una base popular aún activa y un partido dispuesto a apostar por su imagen, el destino político del exmandatario vuelve a colocarse bajo el ojo público. Su desafío será demostrar si su liderazgo puede trascender los límites de la prisión y convertirse nuevamente en una fuerza con poder de convocatoria en las urnas de 2026.