CÓMO LA IA POTENCIA EL TALENTO DE LOS COLABORADORES

CÓMO LA IA POTENCIA EL TALENTO DE LOS COLABORADORES


Director del Centro de Tecnología y Transformación Digital de la UTP afirma que la inteligencia artificial podría convertirse en un catalizador para potenciar el talento si los líderes empresariales toman las medidas adecuadas.
La integración de la inteligencia artificial (IA) en el entorno empresarial ha evolucionado: pasó de ser una herramienta de optimización para convertirse en un catalizador que potencia las capacidades humanas, según Javier Albarracín, director del Centro de Tecnología y Transformación Digital de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP).
Él señala que la inteligencia artificial y las herramientas modernas han cambiado el juego. “Ya no se trata solo de incrementar un poco la productividad, sino de multiplicar lo que cada colaborador puede lograr”, especifica. El experto enfatiza que un equipo que domina la IA no solo realiza las mismas tareas con menos esfuerzo, sino que genera un valor exponencial con los mismos recursos.
La nueva ecuación
El director de la UTP sostiene que la ecuación tradicional de productividad, que medía el output por tiempo laborado, ha sido reemplazada por una más dinámica. “Antes, la productividad se medía con una ecuación simple: ¿cuánto produces por hora trabajada? En cambio, con la IA, la ecuación se parece más a esta: valor de IA = producción multiplicada × calidad mejorada × velocidad acelerada”, afirma Albarracín.
La IA facilita esta transformación al automatizar tareas repetitivas, generar ideas de contenido en minutos y analizar datos en tiempo real, permitiendo al talento humano concentrarse en la estrategia, la creatividad y la innovación.
Un cambio de enfoque
La transición que deben afrontar las empresas, según el análisis de Albarracín, es pasar de percibir la tecnología como un mecanismo de ahorro a entenderla como un potenciador del talento humano. “Para los líderes empresariales, esto implica replantear cómo calculan el retorno de la inversión, reconociendo que el verdadero beneficio reside en el crecimiento de capacidad productiva sin incrementar el número de colaboradores”, explica.
El experto de la UTP identifica tres niveles críticos para materializar esta transformación.

  1. Redefinir las métricas de éxito. Las medidas tradicionales de eficiencia deben complementarse con otros que midan el valor amplificado, como la profundidad analítica alcanzada, la velocidad de innovación o el impacto estratégico de los proyectos completados. “Para crear hay que creer. Y lo que hay que creer es que nuestra capacidad de potenciar el trabajo está a nuestro alcance gracias a las herramientas IA”, sostiene.
  2. Invertir en capacidades, no solo en herramientas. La sola adquisición de software es insuficiente. “La diferencia entre adoptar tecnología y multiplicar valor radica en cómo se implementa”, asegura. Es necesario rediseñar los flujos de trabajo, capacitar a los equipos y fomentar una cultura organizacional que aproveche las nuevas capacidades. Albarracín destaca que las organizaciones exitosas destinan una parte significativa de su presupuesto tecnológico a esta transformación organizacional.
  3. Pasar de medir el valor amplificado a escalarlo. Esto se logra identificando actividades de alto valor que puedan ser potenciadas por la IA, seguido de una experimentación controlada a través de proyectos piloto que midan incrementos cuantificables: “Una vez validada la oportunidad, se debe proceder a una implementación a gran escala, ajustando los indicadores clave de rendimiento (KPI) y los sistemas de compensación para premiar la multiplicación de valor”.
    Una decisión de liderazgo
    Albarracín concluye que esta transición del retorno de la inversión basado en el ahorro al centrado en la multiplicación no es meramente una decisión tecnológica, sino una de liderazgo que define la trayectoria competitiva de una organización.
Pie de página - Chincha
Ir al inicio ↑